08 agosto, 2008

JMT: CUESTA CREERLO

Leyendo el blog de Diego Durruty veo que se cumplen tres años del retiro oficial como piloto de Juan María Traverso y me di cuenta que en todo este tiempo el Flaco no soltó prenda sobre los verdaderos motivos de su decisión. Quizás porque realmente son los que dijo en su momento, pero cuesta creerlo. Justamente ese enfoque le di a una columna que hice para la Revista SóloTC en aquel entonces y que reproduzco más abajo. Porque me tocó estar en Olavarría cubriendo al TC en esa fría mañana de agosto y nos costó a todos creer que haya sido simplemente un “click” el que cambió el destino del piloto más importante de las últimas décadas en nuestro país. Recuerdo que algunas semanas después de su retiro, hablé con Alejandro Urtubey (por entonces muy cercano a JMT) quien me reveló que lo que disparó esta reacción de Traverso fue el problema de salud que lo estaba aquejando en ese momento (tuvo un cólico renal en la carrera de Balcarce). El Flaco nunca admitió esto, porque decía que no quería dejar de competir por cuestiones de salud...

CUESTA CREERLO
La historia de ver pasar su frondosa trayectoria deportiva en diez segundos antes de calzarse el buzo antiflama y sentir que ya era suficiente, es un lindo relato pero cuesta creerlo. Sólo Juan María Traverso sabe qué fue lo que le impidió “vestirse” una vez más de piloto esa fría mañana de agosto en Olavarría. Y es cierto que solamente el Flaco es dueño de su verdad ya que desde entonces, y hasta el momento, sólo dijo sentir un “click”, pero no el verdadero por qué del mismo. ¿Habrá sido que por primera vez sintió un miedo “diferente” antes de subirse a un auto de carrera? ¿O que en su inconsciente la decisión del retiro pendía de un fino hilo que la primera brisa hizo caer? ¿Será que las renovación de contratos con los sponsors y la idea de construir un nuevo Torino para el 2006 reflotó el fantasma de “un año más” en busca de la gloria final y decidió a tiempo no caer una vez más en la tentación? Haya sido cual fuere el detonante de tamaña medida para un deportista como él, no hay duda que fue algo que necesitaba casi imperiosamente. Se notó en la calma y la luz que había en su rostro cuando salió de su motorhome esa mañana para irse del autódromo. En cada uno de los quince pasos que dio hasta llegar a su Jaguar verde parecía ir dejando atrás kilos y kilos de tensiones pasadas. Por eso al llegar al auto finalmente sonrío complaciente. Desmintió brevemente varias especulaciones -aunque no por ello alguna deje de ser cierta- y partió sin decirle adiós a la pista... Aunque cueste creerlo. Porque por más que haya intentado manifestar una y otra vez los motivos de su decisión, nadie sabe qué le produjo ese misterioso escalofrío la mañana del 7 de agosto para no correr al menos una última carrera. Dijo “hasta acá llegué, no corro más”. Pero cuesta creerlo porque no queremos hacerlo. Es que quizás a nosotros y a usted nos esté doliendo más que a él que se haya bajado para siempre.

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